Esta fue otra de aquellas cosas "para la boda" que se quedaron en el tintero.
Se trata de esas pequeñas flores de fieltro que he hecho en tantas ocasiones pero pinchada en un alfiler con cabeza de bolita blanca (iba a decir de nácar pero... no quiero engañar a nadie, jejeje).
La idea era hacer una para cada invitada, pero dado que éramos tanta gente, que ya sabemos que, por mucho que nos duela, no todo el mundo aprecia el trabajo hecho a mano, que me iba a llevar más tiempo del deseado y... ¡seamos prácticos!, que los comprados hechos me costaban mucho menos dinero y empleaba como mucho una hora en ir de mi casa a la tienda, elegirlos, comprarlos y volver.
Es una pena, me hubiera encantado hacer un millón de cosas con mis manitas, pero en una celebración tan grande es necesario economizar por todas partes, tanto en dinero como en tiempo.
Pero bueno, aquí seguimos haciendo cositas, ¡que nadie nos pare!
¡Muchos besos a tod@s!