En enero nació la hermana de la única bebé que fue a mi boda. No tenemos una relación de vernos muy a menudo, pero nos queremos todos mucho. La mayor es una admiradora acérrima de Peppa Pig. Hasta el punto de que un día estaba Peppa en un centro comercial y tuvieron que irse de allí del ataque de nervios que le dio a la peque (con poco más de un año).
Sara no se podía quedar sin una lata de leche personalizada y con su personaje favorito.
Hay partes pintadas con lápices de maquillaje (que es lo único que encontré que pintaba en el fieltro) porque eran demasiado pequeñas para recortarlas en fieltro, y suficiente tuve ya con las piernitas y los zapatitos de los protagonistas.
Las gafas de Papá Pig son de lana negra.
Como no podía ser de otra forma, esta lata no podía ir vacía. Intenté meter dentro una Peppa amigurumi pero...
Peppa es demasiado grande para entrar ahí, así que ha decidido ir en otro paquete diferente.
Por cierto, no os podéis hacer una idea de lo complicado que es envolver a Peppa en papel de regalo... ¡Si es que no quiere estar encerrada!