Ya llegó el momento, se acabó la espera, os voy a contar qué es eso tan importante que quiero publicar.
Hoy es 13-7-13. En el preciso instante en el que se publica esta entrada (17:00 h) espero estar entrando por la puerta del lugar en el que diré el Sí definitivo al hombre con el que he compartido los últimos años de mi vida. No creáis que os voy a desvelar grandes secretos como el vestido o las sorpresas del banquete (a ver si va a haber algún espabiladillo en la iglesia con el móvil que se entere antes de tiempo, jajaja), pero sí que os quiero enseñar algunas cosillas que he estado preparando. Para empezar, los abanicos.
No es que los haya hecho yo, ni mucho menos, pero sí que le he puesto nuestro toque personal. Aquí os muestro cómo queda cada uno:
Y aquí todos juntos. Sí, ya sé, parecen puros, pero no lo son, jejeje, son los abanicos.
Toda la que se haya casado sabrá lo que supone preparar un evento de este calibre. Además, incluir la palabra "novia", "novio" o "boda" al pedir presupuesto para algo, incrementa con un cero a la derecha el precio de cualquier cosa. Y como no está el momento para despilfarrar, la cesta de los regalitos la decoro yo. Haciendo honor a mi abuelo que es el padrino y del Atlético de Madrid.
Mi idea era poner lazos de raso, pero la chica de la mercería me recomendó esto (que se utiliza para alfombras, creo) porque quedaba más tieso. Y la verdad es que ha quedado bastante bien y estoy segura de que resbala menos que los lazos de raso, así es más fácil de poner alrededor del asa.
Todavía no os digo lo que lleva dentro para que nadie se adelante a los acontecimientos. Pero os puedo decir que es una cesta multifunción porque también será la que se coloque a la entrada de la iglesia con los abanicos.
En un foro de bodas vi unos cojines para arras y alianzas que me cautivaron, intenté averiguar dónde comprarlos y resultó que los había hecho la suegra de la chica que se casaba. Ni corta ni perezosa cogí la idea y la adapté a mis posibilidades y necesidades.
Los trozos dorados son restos de los vestidos que les han hecho a mis niños de arras. Además compré raso de color blanco roto en una tienda de telas para el fondo y la bolsita de las arras, y la flor en el chino.
Nos dijo el sacerdote que intentáramos evitar las típicas bandejas para arras porque al querer cogerlas parecía que estaba contando el cambio del pan, jajaja, por eso me decidí por el saquito.
Por detrás les he puesto una especie de asitas para que las niñas no pierdan los cojines por el camino ni parezcan camareras haciendo equilibrios con una bandeja.
Esto fue idea de mi chico (a estas alturas, marido), es una mariposa para pinchar los alfileres que después se van a regalar. Él pensó que después de hacer esa función podríamos cortar el asa y ponerla en la pared decorando la habitación verde.
Aquí ya con los alfileres pinchados. ¡Cómo se nota el cambio de peso! jajaja.
He dejado para el final la pieza que he hecho con mis manitas más importante de todo el evento: el velo. La idea partió de no encontrar inicialmente lo que buscaba, ya que no quería un velo amantillado tradicional con puntilla alrededor de toda la pieza, sino sólo la mitad, solamente la parte de abajo, porque el vestido ya lleva adornos suficientes como para que el velo lo tape.
Buscando y buscando lo encontré, pero... volviendo al tema económico, me eché para atrás. No es santo de mi devoción ir contando el precio de las cosas, pero esto lo tengo que decir, me pedían 400€ por el velo que quería. Lo siento, pero para un rato que lo voy a llevar puesto y algo tan delicado que no sé cómo puede acabar, no me gasto ese dineral.
Finalmente, como venís imaginando desde hace rato, compré 6 metros de tul por 3 de ancho a 5€ el metro (ya sé que 6 metros son muchos, pero más vale que sobre que no que falte) y 8 metros de puntilla de 11 cm de ancho a 3,38€ el metro. Total, que no me ha costado más de 60€, eso sí, el trabajo no me lo quita nadie.
Pero mi velo es único e irrepetible. Quiero hacer un reconocimiento a la modista que me hizo los trajes de los niños, que me cortó el tul en redondo y me puso la peineta para sujetarlo al moño. Recortar y coser la puntilla fue cosa mía. Lo hice con hilo de nylon para que no se vieran las puntadas, a mano y con mucha paciencia.

Reconozco que este no es el resultado final, en esta foto está sólo hilvanado y sin estar a la altura correspondiente, pero se aproxima mucho muchísimo al final, que ya os mostraré en algún futuro no muy lejano cuando tenga las fotos del fotógrafo.
Bueno, chic@s, creo que esto ha sido todo por hoy, a estas alturas ya estaremos en el cóctel, disfrutando del momento y pensando en cuál será la próxima sorpresilla del día. Entenderéis que durante algún tiempo este blog esté
CERRADO POR LUNA DE MIEL.
Pero no os preocupéis que vuelvo pronto (y con más tiempo), no puedo vivir sin vosotr@s. Muchos besos.